sábado, 17 de marzo de 2012

Examen físico del abdomen


Debe efectuarse con una iluminación adecuada y exponiendo el abdomen en forma amplia de modo de efectuar una buena observación, desde la parte baja del tórax hasta las regiones inguinales, pero sin exponer los genitales externos para respetar el pudor del paciente. Este debe estar en decúbito supino y es necesario que relaje al máximo su musculatura abdominal. Para esto conviene que tenga sus brazos a los lados o sobre el pecho, pero en ningún caso hacia arriba; la cabeza sobre una almohada y, eventualmente, las piernas semiflectadas con una almohada bajo las rodillas. El examen habitualmente se efectúa desde el lado derecho, pero conviene tener destrezas para examinar desde ambos lados. 



En tiempos fríos, es necesario cuidar que las manos y el estetoscopio estén templados de modo que el paciente no tenga sobresaltos. Puede ser necesario lavarse las manos con agua caliente, frotárselas, o comenzar el examen palpando sobre la camisa del paciente hasta sentir las manos más tibias y entonces descubrir el abdomen. En personas que sufren de cosquillas conviene mover las manos lentamente, evitando movimientos bruscos e inesperados; al principio el examinador podría colocar su mano sobre la del paciente y comenzar a examinar de esta forma, y después de unos instantes pasar al examen directo. 



Las zonas en las cuales puede haber dolor conviene examinarlas al final. 




Inspección

Interesa ver la forma del abdomen, si existen zonas solevantadas bajo las cuales pueda haber un proceso expansivo, los movimientos respiratorios, si existen cicatrices o hernias. También puede ser importante fijarse en la presencia de manchas o lesiones de la piel, en la distribución del vello, o si existe circulación colateral anormal. 

Los movimientos respiratorios se aprecian en la parte alta del abdomen. Lo normal es que con la inspiración se produzca un abombamiento de esta zona debido al descenso del diafragma que presiona y empuja las vísceras. En casos de insuficiencia respiratoria o parálisis diafragmática, en vez de un abombamiento puede ocurrir una depresión si el diafragma es arrastrado hacia arriba por la presión negativa que se genera dentro del tórax . En la parte alta del abdomen se puede observar, especialmente en personas delgada, un latido transmitido desde la aorta descendente. 

En ocasiones se ven unas estrías de distensión que corresponden a rotura de fibras elásticas de la piel. Se encuentran en los flancos y partes bajas del abdomen. Son de color blanco y ocurren en mujeres que han tenido embarazos y en obesos que han bajado de peso. Cuando tienen una coloración púrpura se asocian a un exceso de glucocorticoides. 

En hemorragias peritoneales puede aparecer en la región periumbilical una coloración azulada que constituye el signo de Cullen. En pancreatitis aguda necrohemorrágicas, con sangramiento hacia el retroperitoneo, puede aparecer una coloración azulada en las regiones lumbares. 

En personas muy delgadas es posible ver movimientos peristálticos de asas intestinales. Esto es más evidente cuando existe una obstrucción intestinal aguda que se asocia a distensión del intestino y aumento del peristaltismo. 

El ombligo normalmente es umbilicado o plano. Cuando existe ascitis se puede ver evertido. Una onfalitis es una inflamación del ombligo que se manifiesta por enrojecimiento y secreción. 

La distribución del vello pubiano es diferente en el hombre que en la mujer. En el primero tiene una distribución romboidal, llegando hasta el ombligo. En la mujer es de tipo triangular, sin vello hacia el obligo. Esta distribución se altera cuando existen cuadros feminizantes en el hombre o virilizantes en la mujer asociados a cambios hormonales. 

Si existen hernias, se hacen más evidentes cuando la persona puja. Una eventración es la protrusión de tejidos intraabdominales a través de zonas débiles de la musculatura abdominal en cicatrices quirúrgicas, pero contenidas por la piel. Originan las hernias incisionales. En una evisceración ocurre una salida de asas intestinales fuera del abdomen por dehiscencia de la sutura de una laparotomía o a través de una herida traumática. 

A nivel de la línea media del abdomen, por encima del ombligo, puede ocurrir un abombamiento en relación a maniobras de Valsalva por separación de los músculos rectos y no tiene mayor importancia. En otros casos, puede existir un pequeño defecto o solución de continuidad de los planos más profundos de la pared, en dónde se puede presentar una hernia de la línea alba . 

Algunas masas ubicadas en la pared abdominal se podrían hacer más notorias al solicitar al paciente que ponga la musculatura del abdomen tensa. 

La dirección del flujo de una vena se aprecia apoyando los dedos índices de cada mano sobre un segmento de la vena, en un trayecto que no reciba tributarias colaterales. Estando los dedos juntos y aplicando un poco de presión, se separan de modo de exprimir toda la sangre del interior del segmento. Luego se levanta uno de los dedos y se ve la rapidez con la que la vena vuelve a llenarse de sangre: si ocurre inmediatamente, la sangre fluye en ese sentido; si la vena permanece un tiempo colapsada, quiere decir que el dedo que todavía la comprime impide el flujo. Se repite la maniobra levantando uno u otro dedo hasta estar seguro de la dirección de la sangre. 

La forma del abdomen puede ser diferente. Esto depende de la edad, de la relación entre el peso y la talla, de la constitución del cuerpo, de lo atleta o sedentaria que sea la persona y de alteraciones que puedan existir: tumores, ascitis, meteorismo. Normalmente tiene una forma redondeada o plana. En personas delgadas y en decúbito dorsal se aprecia un abdomen excavado. Si se aprecia abultado se habla de un abdomen globuloso o prominente. Cuando en decúbito supino el abdomen impresiona que se "rebalsa" hacia los lados se le llama en alforjas; si estando de pie, se aprecia un gran pliegue que cuelga del hemiabdomen inferior se llama en delantal. 

La presencia de tumores o masas es otra importante observación. El aumento de volumen por un útero grávido es una situaciones bien conocida. La característica principal es el crecimiento desde el hipogastrio hacia arriba, con una convexidad superior. Algo parecido ocurre con una vejiga distendida que no puede vaciarse . Una gran esplenomegalia podrá dar un abultamiento en el cuadrante superior izquierdo; una hepatomegalia, en el cuadrante superior derecho. Con frecuencia, para detectar estos abultamientos es necesario fijarse bien, contar con una iluminación algo tangencial para que las curvaturas en la superficie del abdomen se dibujen mejor, y solicitar al paciente que respire profundo, de modo que al bajar el diafragma las vísceras protruyan. 


Auscultación

Lo que se trata de auscultar son ruidos que derivan de la movilidad del intestino y posibles soplos vasculares. Se efectúa antes de la percusión y la palpación ya que éstas pueden alterar los ruidos intestinales o ruidos hidroaéreos. La auscultación debe ser metódica y cubrir los distintos cuadrantes del abdomen. 

Mediante la práctica, es necesario familiarizarse con las características de los ruidos normales para poder distinguir cuándo están aumentados y cuándo disminuidos. Como todos los sonidos, se puede distinguir frecuencia, intensidad, tono y timbre. Lo normal es escuchar como clics o gorgoteos regulares, entre 5 a 35 por minuto. Cuando el gorgoteo es prolongado y de tono bajo se habla de borborigmo . En las diarreas los ruidos intestinales o hidroaéreos están aumentados en frecuencia e intensidad. 

Cuando el estómago está distendido con líquido porque existe una obstrucción a nivel del píloro o un poco más abajo , o porque se ingirió una gran cantidad de líquido en las horas anteriores, al sacudir al paciente se puede auscultar en la región epigástrica un bazuqueo gástrico que son ruidos de tono alto semejantes a los que se escuchan al agitar un tonel parcialmente lleno de líquido. 

Cuando existe una parálisis intestinal , desaparece el peristaltismo y con ellos, los ruidos intestinales, y se escucha un silencio abdominal. Para concluir que los ruidos intestinales están ausentes, se debe auscultar unos 3 a 5 minutos. Las asas intestinales se distienden con líquido y aire; si al paciente se le sacude, se auscultan ruidos de sucusión, semejantes al bazuqueo gástrico. Habitualmente se escuchan en todo el abdomen. 

En un íleo mecánico, por obstrucción intestinal, los ruidos están aumentados junto con la mayor actividad peristáltica. Se escuchan ruidos de tono alto y en secuencias que aumentan junto con el incremento del dolor de carácter cólico. 

Otros ruidos que se pueden auscultar son soplos por flujos turbulentos dentro de las arterias: aorta , renales , ilíacas , femorales . Pudieran escucharse mejor con la campana del estetoscopio. En todo enfermo hipertenso se deben buscar soplos que deriven de la estenosis de alguna de las arterias renales; se ausculta en el epigastrio, hacia lateral, y en los ángulos costovertebrales. El escuchar un soplo que ocurre durante la sístole solamente en la proyección de la aorta descendente, las ilíacas o las femorales, no implica necesariamente que exista una estenosis de la arteria; es más específico si el soplo se escucha en la sístole y la diástole. 

En mujeres embarazadas se pueden auscultar los latidos cardíacos fetales a partir de las 16 a 18 semanas. Se escuchan mejor con una corneta especial que usan los obstetras y matronas. 



Percusión

Normalmente al percutir el abdomen se escuchan ruidos sonoros que reflejan el contenido de aire en el tubo digestivo. 

Frente a un abdomen distendido, la percusión puede ayudar a diferenciar si la distensión es por acumulación de gas , líquido en el peritoneo , o un aumento de volumen anormal . 

Si el problema es acumulación de gas, se escucha una hipersonoridad o un timpanismo. 

Si se trata de ascitis, al percutir el abdomen estando el paciente está decúbito supino, se delimita un área central de sonoridad normal, rodeada por una zona periférica en los flancos e hipogastrio de sonoridad mate, con una concavidad superior a nivel del hipogastrio. Como el líquido de la ascitis se desplaza con los cambios de posición, se percute también el abdomen poniendo al paciente primero en un decúbito semilateral y luego en el otro. El líquido se desplaza hacia el nivel más bajo. Con la percusión se delimita el cambio entre el sonido claro y el sonido mate que ocurre en los flancos. Se deja una marca con un lápiz, que se pueda borrar. Al mirar las marcas que se efectuaron en los flancos en cada decúbito, se puede encontrar una matidez desplazable, que si es de más de 4 cm, sugiere la presencia de ascitis. En un cuadro de íleo paralítico, en que se acumula líquido en las asas intestinales, también se puede encontrar matidez desplazable. En este caso, se deben considerar otros aspectos clínicos para hacer un diagnóstico diferencial. 

Un signo que se ha usado para identificar si un paciente tiene ascitis es el signo de la ola que consiste en dar unos golpes en un hemiabdomen y ver si se reflejan ondas hacia el otro hemiabdomen . Para evitar que las ondas que se propagan se deban a un efecto del tejido adiposo de la pared abdominal, se coloca una mano de canto en la línea media del abdomen. No es un signo confiable ya que tiene falsos positivos y falsos negativos. 

Si el problema es un útero aumentado de volumen o una vejiga distendida , se encuentra una matidez en el hipogastrio que tiene una convexidad de sonoridad clara superior. 

En el epigastrio y la parte medial del hipocondrio izquierdo se encuentra habitualmente una zona de mayor sonoridad que corresponde a aire contenido en el estómago. Esto se acentúa después de ingerir una bebida gaseosa, en que se percute timpanismo por la distensión del estómago. 

En el examen del hígado, la percusión se utiliza para precisar el límite superior, por la cara anterior: se percute desde el 3er espacio intercostal a nivel de la línea medioclavicular y se va descendiendo; el nivel en que el sonido para de claro a mate corresponde al hígado. Habitualmente se ubica en el 5º a 7º espacio intercostal. Debe recordarse que este nivel puede cambiar según el paciente esté en inspiración o en espiración. Para delimitar el borde inferior del hígado se utiliza predominantemente la palpación, aunque también se puede usar la percusión. En este caso, se comienza percutiendo más abajo del reborde costal y se va subiendo por la línea medioclavicular hasta encontrar el nivel de transición entre un ruido sonoro y uno mate. Si se ha efectuado una marca entre el límite superior e inferior del hígado, se tiene la proyección hepática que normalmente es de 6 cm a 12 cm. Valores mayores a 12 cm sugieren una hepatomegalia. Ocasionalmente no se encuentra la matidez hepática por la interposición de una asa del colon entre el hígado y la pared torácica o porque existe un neumoperitoneo . Al delimitar el borde inferior del hígado con la percusión, se facilita la palpación posterior. Con la inspiración profunda, el hígado baja unos 2 a 4 cm. Estos cambios de la posición del hígado con la respiración deben ser considerados al estudiar la proyección hepática de modo de hacer la medición ya sea en inspiración o en espiración. 

El bazo también se explora mediante la percusión. Se encuentra en una posición oblicua a nivel subcostal en el hemitórax izquierdo, por detrás de la línea medioaxilar. Se percute estando el paciente en decúbito supino tratando de encontrar una pequeña área de matidez esplénica que puede estar entre la 6ª y la 10ª costilla, y que en condiciones normales no sobrepasa la línea axilar media. Si la matidez se extiende más allá de la línea axilar anterior, existiría esplenomegalia. Posteriormente el examen debe complementarse con la palpación del polo inferior del bazo. 



Palpación 

Se comienza efectuando una palpación superficial mediante la cual se buscan puntos dolorosos y se evalúa si la pared abdominal es depresible. Cuando existe resistencia muscular, puede ser voluntaria o involuntaria. En el primer caso puede deberse a tensión nerviosa, temor a sentir dolor, frío o cosquillas. Es necesario tranquilizar al paciente y solicitarle que se relaje. El examinador debe poner su antebrazo y mano en posición horizontal, y los dedos van examinando ejerciendo una presión suave y uniforme. Se recorre el abdomen en todos sus cuadrantes teniendo presente qué se puede llegar a palpar en cada sector de acuerdo a la anatomía normal. Cuando existe resistencia muscular involuntaria el abdomen se encuentra rígido, poco depresible. La rigidez puede ser difusa  o localizada. Algunos cuadros neurológicos impiden al paciente relajar bien su abdomen . 

A continuación se efectúan una palpación profunda mediante la cual se identifican con más detalles las estructuras intraabdominales. Es frecuente que se pueda desencadenar una molestia al presionar sobre el ciego, colon sigmoides, aorta, línea media bajo el xifoides. Al repetir la palpación con cuidado es posible que la molestia no se repita. La palpación profunda se puede efectuar con una o las dos manos. Al usar ambas manos se coloca una sobre la otra, de modo que la de más arriba ejerce la presión y la de abajo efectúa la palpación. En obesos esta técnica puede resultar conveniente. Algunas personas prefieren palpar colocando una mano al lado de la otra. 

Al sentir una masa se debe precisar su localización, tamaño, forma, consistencia, sensibilidad, pulsación, movilidad y movimientos con la respiración. Ante la duda si la masa es de la pared o intraabdominal se solicita al paciente levantar su cabeza y hombros con lo que contrae los músculos abdominales: si es de la pared, sigue palpándose; si es profunda, se vuelve más difícil de sentir. 

Algunas masas crecen del hipogastrio hacia arriba: vejiga distendida, tumor ovárico, útero miomatoso. También lo hace un útero grávido. En estos casos se palpa una masa con una convexidad superior. Otras masas tienen una localización diferente según procedan del apéndice, del colon, ganglios retroperitoneales, aorta, páncreas, estómago, vesícula biliar, hígado, bazo, riñones, etc. En cada caso se debe precisar cada una de los atributos que se mencionaron más arriba. 

Si existe dolor es necesario precisar su localización, irradiación, maniobras que lo aumentan o lo disminuyen. Un examinador delicado trata de provocar el menor dolor posible, sin perder información necesaria para el diagnóstico. Aunque habitualmente se palpa con los dedos de la mano, algunos dolores se localizan mejor con un sólo dedo. 

Algunas afecciones tienden a doler con más frecuencia en sitios específicos. Una apendicitis duele al presionar inmediatamente lateral al punto medio de una línea imaginaria que se proyecta entre el ombligo y la espina ilíaca anterosuperior. Una colecistitis aguda bajo el reborde costal derecho, lateral al borde del músculo recto abdominal. Una diverticulitis duele en el cuadrante inferior izquierdo. 

Uno de los dolores más fuerte se deben a la irritación del peritoneo. En estos casos puede bastar una suave presión o incluso la sacudida que se produce al percutir para desencadenar dolor. Cuando el paciente tose, también se desencadena dolor. En las peritonitis agudas se describe el signo del rebote  que consiste en un dolor que se produce al retirar rápidamente del abdomen los dedos que examinan. Duele más al retirar la presión que al ejercerla. Este signo se desencadena efectuando la maniobra incluso alejado del sitio de mayor dolor.






Palpación del hígado
Con la punta de los dedos de la mano derecha, estando el examinado a la derecha del paciente, se va al encuentro del borde inferior del hígado mientras el paciente efectúa una inspiración profunda por la boca. Algunas personas prefieren hacer la misma maniobra pero con los dedos paralelos al reborde costal y otros tratan de engancharlo orientando la mano desde el tórax hacia el abdomen, y arqueando los dedos en el reborde costal. También puede rendir solicitar al paciente que sostenga la respiración después de una inspiración profunda. Otra maniobra que puede ayudar a tener un mejor rendimiento es colocar la mano izquierda bajo la parrilla costal en la parte más baja y presionar hacia arriba tratando de bascular el hígado. La alternativa sería colocar la mano empuñada entre la pared costal y la superficie de la cama formando una cuña. Por último, la información que se ha obtenido mediante la percusión del borde inferior del hígado puede orientar la palpación.

Los dedos deben partir en búsqueda del borde hepático alejados del reborde y al encontrarlo, deben dejar que la superficie del hígado se deslice bajo ellos. La palpación se comienza en la línea medioclavicular y se va repitiendo hacia el epigastrio o más allá si el lóbulo izquierdo está hipertrofiado. Esto permite identificar las características del borde del hígado y de su superficie, y la consistencia del tejido.
Es muy frecuente que el borde inferior del hígado no se logre palpar. Si se palpa, debe ser firme, liso uniformemente y no doloroso. En algunas enfermedades estas características cambian. En la cirrosis hepática el borde es más cortante, la consistencia dura y la superficie podría encontrarse nodular. En un tumor hepático, se puede encontrar un nódulo duro, y es frecuente que se de en el contexto de un hígado cirrótico. Un hígado congestivo por insuficiencia hepática es de borde romo, puede ser algo sensible, y la consistencia firme. En una hepatitis aguda infecciosa el hígado está algo crecido y puede ser sensible al palparlo. Ocasionalmente se palpa un lóbulo derecho del hígado que desciende hasta al cresta ilíaca y que es una variante anatómica sin mayor importancia.

























Vesícula biliar

Normalmente no se palpa. Se localiza por debajo del borde hepático, a la altura del borde lateral de músculo recto abdominal. Cuando se inflama , al tratar de palparla se produce dolor al presionar es ese sitio al final de una inspiración. Podría palparse una masa de bordes poco precisos por confluencia de tejidos vecinos como el epiplón. La impactación de un cálculo biliar en el conducto cístico puede llevar a una vesícula palpable. La palpación de una vesícula que no duele en un paciente ictérico mayor de 50 años hace plantear el diagnóstico de un cáncer que obstruye el colédoco o la ampolla de Vater. Una masa dura en relación al borde hepático puede tener relación con un tumor canceroso de la vesícula o del hígado.





Bazo


Solamente el polo inferior es palpable. Se examina con la mano derecha, estando el paciente en decúbito supino y el examinador a su derecha. Normalmente, en los adultos no se logra palpar, aunque existen excepciones. Si es palpable, significa que está aumentado de volumen en la mayoría de los casos. Crece hacia abajo y adelante. Los dedos de la mano que examina se dirigen hacia el hipocondrio izquierdo, y van al encuentro del polo inferior del bazo mientras el paciente efectúa una inspiración profunda por la boca. Conviene no partir muy cerca del borde costal ya que un bazo grande podría escaparse. Algunas personas prefieren además apoyar la mano izquierda bajo la parrilla costal y presionar hacia adelante tratando de hacer el bazo más prominente.



Se debe identificar el tamaño y la consistencia del bazo. Cuando está crecido como respuesta a una infección es de consistencia blanda. En procesos infiltrativos como en un linfoma, la consistencia es mayor. En ocasiones alcanza un gran tamaño. Una causa frecuente de esplenomegalia es por hipertensión portal en el curso de una cirrosis hepática. Las hemólisis crónicas también dan esplenomegalia.



Otra posición usada para palpar el polo inferior del bazo es un decúbito lateral derecho, con las piernas semiflectadas de modo de relajar la musculatura abdominal. El examinador se coloca detrás del paciente para palpar el hipocondrio izquierdo con sus dedos en garra.





Riñones


Generalmente no son palpables. Se ubican en la parte más posterior del abdomen, retroperitoneal. En su parte superior quedan protegidos por las costillas flotantes. El derecho es un poco más bajo que el izquierdo y su polo inferior tiene más posibilidades de ser palpable. Existen alteraciones renales en las que están más grandes y se logran palpar con más facilidad: hidronefrosis, riñón poliquístico, tumor renal. Una ptosis renal también facilita lo mismo.



Cuando se palpa con las dos manos, una por delante y otra por atrás, ayuda a fundamentar que se trata de un riñón si se percibe contacto lumbar, o sea, el empuje que se ejerce desde atrás se transmite hacia adelante.



Para palpar el riñón derecho estando el paciente en decúbito supino y el examinador en el lado derecho, se coloca la mano izquierda a nivel de la región lumbar, inmediatamente por debajo de las costillas, y la derecha, sobre el flanco, lateral al borde del músculo recto abdominal. Se ejerce presión logrando un efecto de "sándwich". Una maniobra que puede aumentar la posibilidad de palpar el polo inferior es pedir al paciente que inspire profundo por la boca y en ese momento el examinador trata de atrapar el riñón con sus manos, al descender; en la espiración libera la presión y el riñón se debiera escapar.


Para palpar el riñón izquierdo desde el lado derecho del paciente, es necesario colocar la mano izquierda en la fosa lumbar izquierda del paciente, quedando con posibilidad de empujar hacia adelante, y con la mano derecha se palpa en el flanco. La otra forma es ubicándose el examinador en el lado izquierdo del paciente para examinar en forma parecida a lo que se hizo con el riñón derecho. En este caso, la mano derecha del examinador se ubica en la fosa lumbar y la izquierda palpa por el flanco.

Fuentes bibliográficas:

Apuntes de Semiología del Autor: Ricardo Gazitúa H. de la Pontificia Universidad Católica de Chile
Propedéutica clinica y semiologia medica, Llanio Navarro, Páginas: 901, 902, 905
Semiología médica y tecnica exploratoria, Antonio Surós batlló,8va edición, páginas,384,509

viernes, 16 de marzo de 2012

División y descripción general del abdomen




En el abdomen se ubica gran parte del sistema digestivo, incluyendo el tubo digestivo, hígado, vesícula, páncreas; los riñones y estructuras urológicas; las glándulas suprarrenales, el bazo; y en la mujer, su sistema reproductivo, incluyendo ovarios, trompas y útero. Cada una de estas estructuras tiene una ubicación y tamaño, desempeña funciones y es fuente de alteraciones y enfermedades. 



Puntos de referencia del abdomen: 
  1. Los rebordes costales 
  2. El apéndice xifoides 
  3. El ombligo,
  4. Las espinas ilíacas anterosuperior en cada lado
  5. Las regiones inguinales 
  6. Borde superior del pubis

Para describir la ubicación de los hallazgos del examen físico, el abdomen se divide en cuatro o en nueve secciones. Si se divide en nueve secciones o regiones, . Se constituyen así las siguientes regiones, de derecha a izquierda: en el tercio más alto: hipocondrio derecho, epigastrio e hipocondrio izquierdo; en el tercio medio: flanco derecho, región umbilical y flanco izquierdo; en el tercio inferior: fosa ilíaca derecha, hipogastrio y fosa ilíaca izquierda. 

Usando las divisiones anteriores, conviene tener presente la ubicación en la cual se encontrarían las distintas estructuras intraabdominales, como se indica a continuación. 

División por cuadrantes:
Se realiza trazando dos líneas imaginarias perpendiculares que pasan por el ombligo y delimitan cuatro cuadrantes: superior derecho e izquierdo, e inferior derecho e izquierdo.  
  1. Cuadrante superior derecho: hígado y vesícula biliar; cabeza del páncreas, parte del riñón derecho, glándula suprarrenal derecha, partes del tubo digestivo. 
  2. Cuadrante superior izquierdo: bazo, lóbulo izquierdo del hígado, cuerpo y cola del páncreas, parte del riñón izquierdo, glándula suprarrenal izquierda, partes del tubo digestivo . 
  3. Cuadrante inferior derecho: ciego y apéndice; ovario y trompa derecha; polo inferior del riñón y uréter derecho; otras partes del tubo digestivo, canal inguinal. 
  4. Cuadrante inferior izquierdo: colon sigmoides y parte del colon descendente; ovario y trompa izquierda; polo inferior del riñón y uréter izquierdo, canal inguinal. 


División en nueve regiones: 
Se realiza trazando dos líneas que en su extremo superior son la continuación de las líneas torácicas medioclaviculares que hacia abajo llegan a los extremos laterales del pubis, y dos líneas horizontales, pasando la primera por el punto inferior del reborde costal a cada lado, y la segunda, por las crestas ilíacas anterosuperiores.
  1. Hipocondrio derecho: lóbulo hepático derecho, vesícula biliar, parte del riñón derecho, glándula suprarrenal, ángulo hepático del colon. 
  2. Epigastrio: estómago, duodeno, páncreas, parte del hígado, aorta, vena cava inferior. 
  3. Hipocondrio izquierdo: bazo, cola del páncreas, ángulo esplénico del colon, polo superior del riñón izquierdo, glándula suprarrenal. 
  4. Flanco derecho: parte del riñón derecho y del colon ascendente. 
  5. Región umbilical: porción inferior del duodeno, intestino delgado, aorta, vena cava inferior. 
  6. Flanco izquierdo: parte del riñón izquierdo y del colon descendente. 
  7. Región ilíaca derecha: ciego, apéndice, extremo inferior del íleon, ovario, desembocadura del uréter, canal inguinal. 
  8. Región del hipogastrio: útero, vejiga, colon sigmoides. 
  9. Región ilíaca izquierda: colon sigmoides, ovario, desembocadura del uréter, canal inguinal. 

En la pared posterior del abdomen se reconocen fundamentalmente las regiones lumbares que son la continuación de los flancos y se extienden desde las 12as costillas hasta el tercio posterior de las crestas ilíacas. Los riñones son órganos ubicados en el retroperitoneo y su parte más superior queda a la altura de las dos costillas flotantes. En el ángulo costovertebral, que se localiza entre el borde inferior de la 12ª costilla y las apófisis transversas de las vértebras lumbares altas, se puede reflejar dolor proveniente de los riñones. 

Fuentes bibliográficas:

Apuntes de Semiología del Autor: Ricardo Gazitúa H. de la Pontificia Universidad Católica de Chile

jueves, 15 de marzo de 2012

Examen fisico del corazón

El examen del corazón debe complementarse con el examen de los pulsos arteriales y el pulso venoso yugular para poder obtener una panorámica detallada de la condición cardiovascular del individuo.






Inspección y palpación


En la inspección se trata de ver, en primer lugar, el choque de la punta del corazón , que se debe a la contracción del ventrículo izquierdo en la sístole. Habitualmente se encuentra en el quinto espacio intercostal izquierdo , en la línea medioclavicular. No siempre es posible de ver. A continuación, se trata de palpar. La ubicación del choque de la punta da una idea del tamaño del corazón. Si no se siente en decúbito supino, puede ser más evidente en decúbito semilateral izquierdo. Conviene buscarlo con el pulpejo de los dedos. Si es necesario, se le solicita al paciente sostener la respiración en espiración por algunos segundos. Cuando el corazón está dilatado, el ápex se encuentra por fuera de la línea medioclavicular y por debajo del quinto espacio intercostal; el área en la que se palpa el latido puede estar aumentada. En pacientes obesos, muy musculosos, enfisematosos, o con un derrame pericárdico de cierta magnitud, no será posible detectarlo. Se encuentra de mayor amplitud en cuadros como anemia severa, hipertiroidismo, insuficiencia mitral o aórtica. En la estenosis aórtica o si existe hipertrofia del ventrículo izquierdo, el latido del ápex es más sostenido. 

En ocasiones, es posible ver y palpar un latido en la región baja del esternón o bajo el apéndice xifoides que se debe a la actividad del ventrículo derecho. Si este latido también se ve cuando el paciente inspira, es más seguro que es del ventrículo derecho y no la transmisión del latido de la aorta descendente. 

Cuando existe hipertensión pulmonar podría palparse algo en el 2º o 3er espacio intercostal, en el borde esternal izquierdo. 

Si existe un soplo cardíaco intenso, se puede palpar un frémito que se siente apoyando firme los pulpejos de los dedos o la palma de la mano. 



Percusión

Cuando el choque de la punta del corazón no es posible ver ni palpar, se puede efectuar una percusión para delimitar el tamaño del corazón. No se insiste mucho en esto porque el rendimiento es más limitado. Se percute a nivel del 3º, 4º y 5º espacio intercostal, de lateral a medial, en el lado izquierdo, tratando de identificar el momento que el sonido pasa de sonoro a mate. 



Auscultación 

Para efectuar la auscultación del corazón la sala debe estar silenciosa. El estetoscopio se aplica directamente sobre la región precordial. La mayoría de los ruidos se escuchan bien con el diafragma del estetoscopio, que se apoya ejerciendo algo de presión. La campana identifica mejor ruidos de tono bajo, como el tercer y cuarto ruidos , y el soplo de una estenosis mitral. Se debe aplicar ejerciendo una presión suficiente para producir un sello que aísle de los ruidos del ambiente, pero sin ejercer mucha presión ya que en esas condiciones la piel se estira y actúa como membrana, pudiéndose dejar de escuchar ruidos como R3 y R4. La membrana se usa para auscultar toda el área cardíaca, y la campana se usa, de preferencia, para el ápex y el borde esternal izquierdo en su porción baja. 

Conviene comenzar la auscultación con el paciente en decúbito supino para después pasar a una posición semilateral izquierda en la cual se detectan mejor R3, R4 y soplos mitrales. Después conviene auscultar estando el paciente sentado e inclinado hacia adelante, solicitándole que sostenga la respiración unos segundos en espiración: se buscan soplos de insuficiencia aórtica y frotes pericárdicos. 

Se debe examinar el corazón siguiendo un orden determinado de modo de identificar bien los distintos ruidos y soplos, y seguir su trayectoria: dónde se escuchan mejor y hacia dónde se irradian. Algunas personas prefieren partir auscultando desde el ápex y otros desde la base del corazón, y desplazan el estetoscopio de forma de cubrir toda el área precordial. También es necesario ser metódico para identificar los distintos ruidos: partir reconociendo el primer y el segundo ruido, luego los ruidos y soplos que ocurran en la sístole y luego en la diástole. Es necesario ser capaz de sustraer de la auscultación otros ruidos que se interponen, como los de la respiración. 





Focos  de auscultación

Los ruidos tienden a escucharse mejor en la dirección del flujo sanguíneo: un soplo aórtico, en la dirección de la sangre hacia la aorta; un soplo pulmonar, siguiendo la dirección de la arteria pulmonar; un soplo de insuficiencia mitral, hacia la axila izquierda; etc. Algunos ruidos se escuchan mejor en algunos sitios. Al examinar se recorre con el estetoscopio desde el ápex hasta la base, o viceversa. Aunque muchos ruidos se escuchan en toda el área precordial, algunos se escuchan sólo en algunos sitios. Así, los ruidos y soplos provenientes de la válvula mitral se reconocen mejor en el ápex cardíaco y sus alrededores. Los provenientes de la válvula tricúspide se escuchan mejor en la región inferior del borde esternal izquierdo . Si proceden de la válvula pulmonar, en el segundo espacio intercostal, junto al borde esternal izquierdo , o tercer espacio intercostal paraesternal izquierdo , pero podrían escucharse también un poco más arriba o abajo de estos puntos de referencia. Los ruidos y soplos que derivan de la válvula aórtica se auscultan en el segundo espacio intercostal derecho, junto al borde esternal pero se pueden escuchar en todo el trayecto hasta el ápex cardíaco. El segundo espacio intercostal junto al borde esternal izquierdo también se ha llamado foco aórtico accesorio. Como se puede apreciar, existe sobreposición de los sitios de auscultación, y muchas veces, para reconocer la causa de un soplo, es necesario recurrir a otros elementos.


Fuente bibliográfica:
Apuntes de Semiología del Autor: Ricardo Gazitúa H. de la Pontificia Universidad Católica de Chile
Propedeutica clinica y semiologia medica, Llanio Navarro, Páginas: 124, 126,128


lunes, 12 de marzo de 2012

Examen del tórax y pulmones

Para realizar este examen se pueden utilizar algunas referencias anatómicas.

Referencias Posteriores

La apófisis transversa de la última vértebra cervical es generalmente la más prominente. Desde ella se empiezan a contar las vértebras torácicas. Cuando se palpan dos vértebras prominentes, la superior es C7 y la inferior es T1. El vértice de las apófisis espinosas de las vértebras quedan, por debajo que el cuerpo vertebral. Cuando se palpa una determinada apófisis espinosa, el cuerpo de dicha vértebra se encuentra aproximadamente a la altura de la apófisis inmediatamente superior.

Las bases de los pulmones normalmente llegan hasta T10 en una espiración normal, mientras que en la inspiración, hasta T12. La base derecha esta un poco más alta que la izquierda debido a la ubicación del hígado.

La punta de la escápula, con los brazos colgando a los lados del cuerpo, esta a nivel T7. La línea vertebral se traza a nivel de las apófisis espinosas. Las líneas escapulares son paralelas a la línea vertebral y pasan por la punta de las escápulas.




Referencias anteriores

El ángulo esternal de Louis, entre el manubrio y el cuerpo esternal. Este punto sirve de referencia para ubicar la 2da costilla. Los espacios intercostales se nombran de acuerdo a la costilla que está sobre ellos. El apéndice xifoides corresponde a la punta del esternón y es palpable como una prominencia. La 7ma costilla es la última articulada con el esternón. El ángulo costal está conformado por las costillas 7, 8 y 9, en su unión anterior. Los espacios intercostales son fáciles de palpar del segundo al sexto; más abajo, las costillas están muy juntas.


La línea medioesternal pasa vertical por la mitad del esternón. La línea medioclavicular es vertical a la línea medioesternal y pasa por la mitad de las clavículas. Las bases de los pulmones, llegan hasta la 6ta costilla, a nivel de la línea medioclavicular. El lóbulo medio del pulmón derecho se proyecta desde la 4ª costilla hasta la base.




Referencias laterales

La línea axilar anterior, pasa por la parte anterior del pliegue axilar; la línea axilar posterior, pasa por la parte posterior del pliegue axilar; la línea axilar media, pasa por la parte media del pliegue axilar.

Cada pulmón puede dividirse en dos mitades iguales por la fisura mayor, que se extiende desde T3 hasta la 6ta costilla en la línea medioclavicular. El pulmón derecho es además dividido por la fisura menor, que por delante va a la altura de la 4ta costilla y más lateral llega a la fisura oblicua, en la 5ta costilla a nivel de la línea axilar media.


Forma del tórax

Normalmente el tórax tiene un diámetro anteroposterior menor que el transversal. Se denomina tórax en tonel cuando el diámetro anteroposterior es igual al transversal. Se nombra cifosis a la desviación de la columna vertebral hacia adelante y escoliosis a la desviación lateral de la columna; cifoscoliosis es la combinación de cifosis y escoliosis. Un tórax en el que el esternón presenta una prominencia como quilla de barco se llama pectum carinatum; si la deformación es un hundimiento del esternón, pectum excavatum.

Examen de los pulmones


Inspección

Se debe revisar la forma del tórax, el tipo de respiración y la frecuencia respiratoria. En cuadros de obstrucción de las vías aéreas puede verse, durante la inspiración, una retracción del hueco supraesternal conocida como tiraje. En niños con dificultad respiratoria puede observarse una elevación de las alas de la nariz conocida como aleteo nasal.





Palpación

Mediante la palpación es posible sentir las vibraciones que se generan en el interior del tórax. Se percibe un ligero cosquilleo en la mano. Se le pide al paciente que repita números o palabras, como el número 33. La sensación táctil que se obtiene va ha depender de varios factores como: la intensidad y las propiedades del ruido, el área palpada, la cantidad de grasa subcutánea presente en la zona, la integridad del parénquima pulmonar, y elementos que se interfieran entre los grandes bronquios y la pared torácica. Se denomina frémito a las vibraciones que se perciben al palpar, y que pueden tener diferente origen y significado: la transmisión de la voz, algunos ruidos pulmonares, el roce pleural, soplos cardíacos.

También se puede evaluar la expansión del tórax durante la inspiración. Apoyando las manos en la espalda, dejando el pulgar al nivel de la apófisis T10 y se le solicita al paciente que respire profundamente.

Cuando al apoyar las manos sobre el tórax se perciben unos crujidos que se debe a aire que ha infiltrado el tejido subcutáneo y que ha roto la pleura, se denomina enfisema subcutáneo.





Percusión

Dependiendo del grado de insuflación pulmonar es posible escuchar una distinta sonoridad. Lo más recomendable es percutir primero las zonas de mayor timpanidad y luego las zonas de mayor matidez. Para poder delimitar la base de los pulmones. El descenso de las bases pulmonares también es comprobable, solicitándole al paciente que inspire profundo y mantenga el aire al percutir, se detecta una movilización de 4 a 6 cm de las bases.

En el área paraesternal izquierda, entre el 3er y 5º espacio intercostal se percute una zona de matidez correspondiente al corazón. Cuando hay una condensación pulmonar o un derrame pleural se escucha matidez al percutir la zona comprometida.

Por el contrario, si existe un neumotórax, el ruido obtenido al percutir es de hipertimpanismo. Además el mediastino puede encontrarse un poco desplazado hacia el lado contralateral al afectado. En pacientes con asma o enfisema, que atrapan aire, la percusión de los pulmones resulta hipertimpánica.



Auscultación

Se utiliza para detectar 3 clases de ruidos:

1) Los normales que se producen con la respiración.
2) Los anormales que se producen en condiciones patológicas.
3) La manera en que se transmite la voz normal y la de susurro.

Estos ruidos se originan debido al paso de aire por las vías aéreas en la medida que se generen flujos turbulentos. Esto depende de la velocidad del flujo y de condiciones que impiden un flujo laminar, como ocurre en la laringe y la bifurcación de los bronquios mayores, lobares y segmentarios. A medida que los bronquios se dividen, el área de sección va aumentando, y como consecuencia, la velocidad del flujo disminuye. Cerca de los alvéolos el flujo es laminar y no genera ruidos.

Se debe comparar los sectores pulmonares homólogos de los 2 pulmones para descubrir diferencias entre un lado y el otro. Se ausculta con el diafragma del estetoscopio. Solicitándole al paciente que respire por la boca, realizando inspiraciones lentas y más profundas que lo normal. Esto puede llevar a una hiperventilación y alcalosis respiratoria y el paciente sentir mareos o parestesias, por lo que, a ratos, conviene dejarlo descansar.


Ruidos respiratorios normales

1. Ruido traqueal
Se ausculta durante toda la inspiración y la espiración. Se escucha al aplicar el estetoscopio sobre la tráquea en el cuello.


2. Ruido traqueobronquial
Se ausculta por delante, a nivel del primer y segundo espacio intercostal y, por detrás, en la región interescapular.


3. Murmullo pulmonar
Se ausculta durante toda la inspiración y la primera mitad de la espiración sobre gran parte de la proyección de los pulmones en la superficie torácica.


4. Transmisión de la voz
Corresponde a lo que se ausculta en la superficie del tórax de palabras que pronuncia el paciente.







Ruidos adventicios

1. Crepitaciones
Son ruidos cortos, de poca intensidad, que ocurren generalmente durante la inspiración y que son similares al ruido que se produce al frotar el pelo entre los dedos cerca de una oreja. Tienen relación con la apertura, durante la inspiración, de pequeñas vías aéreas que estaban colapsadas. Son frecuentes de escuchar en pacientes con neumonía.


2. Frotes pleurales
Son ruidos discontinuos, que se producen por el frote de las superficies pleurales inflamadas, cubiertas de exudado. El sonido sería parecido al roce de dos cueros.


3. Sibilancias
Son ruidos continuos, como silbidos, que se producen cuando existe obstrucción de las vías aéreas. Son frecuentes de escuchar en pacientes asmáticos descompensados.


4. Roncus
Se producen frecuentemente en la presencia de secreciones en los bronquios. Pueden generar vibraciones palpables en la pared torácica.


5. Estridor
Es un ruido que se debe a una obstrucción de la vía aérea superior, a nivel de la laringe o la tráquea, y que se escucha desde la distancia. Se ha comparado con el ruido de un cuerno dentro del cual se sopla.


6. Estertor traqueal
Es un ruido húmedo que se escucha a distancia en pacientes con secreciones en la vía respiratoria alta; frecuente de encontrar en personas comprometidas de conciencia.


7. Respiración ruidosa
Es la condición en la cual la respiración, que en condiciones normales es silenciosa, se vuelve ruidosa y se escucha desde alguna distancia. Este tipo de respiración es frecuente de encontrar en pacientes con obstrucción bronquial.


Fuentes bibliográficas:
Apuntes de Semiología del Autor: Ricardo Gazitúa H. de la Pontificia Universidad Católica de Chile
Propedéutica clinica y semiologia medica, Llanio Navarro, Páginas: 450 463
Semiología médica y técnica exploratoria, Antonio Surós batlló,8va edición, páginas,93,95,100,124

domingo, 11 de marzo de 2012

Anatomofisiología de la cavidad torácica



La caja torácica está formada por un total 12 pares de costillas que se articulan posteriormente con la columna vertebral. Anteriormente, las siete primeras se articulan con el esternón; mientras que las costillas número 8, 9 y 10 están unidas entre ellas formando el reborde costal; y por ultimo, las 11va y 12va costillas son las denominadas costillas flotantes. El diafragma es el principal músculo de la respiración. Durante la inspiración, los músculos intercostales extienden el tórax en el sentido anteroposterior y el diafragma, cuando se contrae y desciende, aumentando verticalmente las dimensiones del tórax. El descenso del diafragma  comprime las vísceras abdominales empujando la cavidad abdominal. Por su parte, los músculos escalenos, esternocleidomastoideos y trapecio participan como músculos accesorios de la respiración. Durante la inspiración se produce una presión intratorácica negativa que permite la entrada del aire. Después, en la espiración, el retroceso elástico de los pulmones y de la caja torácica hace salir el aire; aunque también suele ser facilitada por acción muscular.
Dentro del tórax se localizan los pulmones, y en el medio se encuentra el mediastino que contiene el corazón, esófago, tráquea, ganglios linfáticos, timo, aorta, vena cava superior e inferior.
El pulmón derecho está subdividido en 3 lóbulos, mientras que, el izquierdo, solo se divide en dos lóbulos. La tráquea mide alrededor de 10 a 11 cm de largo con un diámetro de 2 cm. A nivel del ángulo esternal y de la cuarta vertebra torácica la tráquea se bifurca formando los dos bronquios principales. El bronquio derecho es más grueso, corto y recto, por lo que resulta verse más propenso a la aspiración de cuerpos extraños. Los bronquios continúan bifurcándose hasta llegar a nivel de bronquíolos y finalmente alvéolos, que es donde ocurre el intercambio gaseoso.
La sangre llega al pulmón, a través de la arteria pulmonar y regresa oxigenada al corazón mediante las venas pulmonares. Los pulmones también obtienen la sangre de las arterias bronquiales que proviene de la circulación sistémica y que es devuelta por las venas pulmonares.
Los pulmones se encuentran recubiertos por unas membranas serosas llamadas pleuras: constituidas por una hoja visceral adherida los pulmones y una hoja parietal, adherida a la pared interior de la caja torácica. Entre las cuales existe un espacio virtual, llamado espacio pleural. Las pleuras están unidas entre sí, por lo tanto, se desplazan con la respiración porque existe una fina capa de líquido que actúa como lubricante.


Fuente bibliográfica:
Apuntes de Semiología del Autor: Ricardo Gazitúa H. de la Pontificia Universidad Católica de Chile
Propedéutica clínica y semiología medica, Llanio Navarro, Página: 124


viernes, 9 de marzo de 2012

Practica del examen físico del tórax


Examen del tórax
Nombre: A.S.
Edad: 16 años
Dirección: Calle 8, Cien fuegos
Hospital: Dr. Arturo Grullón

Examen físico
Inspección
El paciente presenta un tórax de dimensiones normales, simétrico, normoexpansivo, sin retracción costal evidente, con movimientos respiratorios normales, sin deformidades ni tumoraciones de la caja torácica.
Palpación
No manifiesta dolor a la palpación superficial  ni profunda, no presenta masas, ni fracturas ni deformidades palpables.
Auscultación
Se escuchan ruidos cardíacos normales, no soplos, no estertores, no sibilancias, no crepitantes.
Percusión
Pulmones timpánicos a la percusión bien delimitados.

Realizado por:
Luis Rafael Pérez Estrella (2-09-0755)
Aleana Gutiérrez  (2-07-0381) [Grupo:004]